Ciberactivismo de cartón
No me gustan los mails en cadena ni ese rollo blogueril al que se le suele llamar (de forma incorrecta a pesar de que lo use todo el mundo) meme.
Hace tiempo que he dejado de firmar peticiones online, vengan de donde vengan. No lo hago porque no me parece que sea un instrumento apropiado, dudo mucho de la legalidad de las firmas online al presentarlas en los registros de la Administración. No lo hago porque hay un montón de ellas y la mayoría no las siento como propias. No firmo cualquier cosa porque me gusta comprometerme con lo que hago, comprender las causas y estudiar las consecuencias, y el tiempo es finito.
El envio de mails tiene algo más de gracia pero la mayoría manda el texto modelo de modo que se pierde la frescura y el compromiso. Sinceramente creo que sería más positivo que el «blanco» recibiera menos correos pero que estos fueran individualizados y no una producción industrial, de esto modo tal vez los leyeran e incluso los contestaran y los tuvieran en cuenta.
Por suerte el ciberactivismo es mucho más que eso y las posibilidades inmensas. Lo resume bien Iván Pino en dos párrafos que leo gracias a Olga
Los bloggers chilenos consiguieron ser oidos en el congreso en una campaña que se inició de forma parecida a la que originó Francisco Polo. El poder de las redes distribuídas está ahí, sólo necesitamos aprender a utilizarlo.
Y ahora dos propuestas, la primera el Blog Action Day. Esta no me motiva especialmente porque se parece bastante a lo que acabo de criticar, pero tenia ganas de escribir sobre medio ambiente. Además, tengo curiosidad por ver que pasa.
De la segunda, Di no a las bombas de racimo, escribiré otro día.